La segunda escritura conjunta...

       Queridas lectoras y queridos lectores...

       ¡Bienvenidos una vez más a mi nueva sección! Hoy quiero presentaros un relato muy divertido, se trata de una historia que han escrito siete personas que forman parte del grupo: 

Ellas son: Anabel, Loles, Bea, Elena, Maca, Sammy y María. 

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       La historia es muy loca porque cada persona escribía dos párrafos, de los cuáles, la siguiente persona sólo pudo leer el último párrafo, de ahí que, cuando la leáis encontraréis... bueno, mejor os la dejo leer. Espero que os guste. 

       Desde la mesa de la esquina podía observarla con discreción. Jenn removía su café despacio y estaba completamente sumergida en su teléfono móvil, pero no importaba. Así tenía que ser, así estaba escrito. Faltaban pocos minutos para que Ronnie apareciese por la puerta de la cafetería. Luego buscaría un lugar para sentarse, pero con el local abarrotado lo único que encontraría sería una silla vacía en la mesa de Jenn. Sonrío. Conociendo a Ronnie como le conocía, a pesar de no haber hablado con él jamás, sabía que a él no le importaría ocupar ese asiento. Estaba segura de que su desparpajo conseguiría romper la atmósfera meditabunda de Jenn, hasta tal punto que llegaría a deslumbrarla y el resto vendría solo. Así tenía que ser, así lo había dispuesto Evie y estaba muy satisfecha. Sabía que iban a convertirse en una pareja perfecta y que juntos lograrían ayudar a muchos. Ese era su trabajo después de todo. No obstante, algo se torció. En el momento en el que Jenn levantó la vista del móvil para mirar por la ventana, supo que algo iba mal. Eso no estaba previsto. Evie echó un rápido vistazo al resto de la clientela, que también tenía la mirada fija en el mismo punto. Podría haber dispuesto un plan B en cuestión de segundos, alguna manera de saltar ese pequeño obstáculo, pero la curiosidad pudo con ella tras escuchar el ruido de las sirenas. Se unió a la multitud preguntándose qué era lo que ocurría allí fuera.

       No estaba en su naturaleza abandonar el trabajo, ni tampoco tenía por qué meterse en asuntos ajenos, pero no pudo evitarlo. Evie dejó un par de dólares sobre la mesa y olvidándose de Jenn y Ronnie, salió fuera en busca de aquello que tanto llamaba su atención. No sabía qué estaba pasando pero tenía una corazonada. 

       Al salir lo vio. Ahí estaba ese brillo que la había encandilado dentro del bar. Se acercó para verlo con mayor claridad. Sentía temor y curiosidad a la vez, pero algo le decía que debía descubrir que se escondía detrás de aquello que había captado tanto su atención. 

       Lo que descubrió la dejó helada. Una especie de criaturita muy pequeña le miraba con unos ojos brillantes y temerosos. Era de color blanco como la nieve, y de su cabeza salían dos cuernecitos muy pequeños. Evie sintió un instinto protector inmediato. ¿Qué era esa criatura? No lo sabía, pero desde luego, iba a averiguarlo. 

       La chica se agachó despacio, muy despacio, temiendo que el pequeñín se asustara ante cualquier movimiento brusco. Necesitaba tocarlo, sentirlo entre sus brazos, transmitirle que todo iría bien. Poco a poco alargó la mano derecha con el afán de acariciar esa piel escamada de irónica apariencia suave. La diminuta criatura retrocedió unos pasos, tan minúsculos como su cuerpo. Evie entonces sostuvo el brazo inmóvil en el aire. Por nada del mundo querría asustarle. Le dedicó una sonrisa. Aquel ser adorable interpretó ese gesto como una invitación a un contacto seguro y ladeó la cabeza, abriendo aun más sus ojos refulgentes. El temor dio paso a la curiosidad y emitió un sonido tenue y agudo. Evie supo que aquel era el momento para volver a intentarlo. Hizo que su mano avanzara de nuevo. Cuando por fin la pudo posar sobre él, sintió una corriente electrizante galopar por todas y cada una de las células de su cuerpo. 

       Entonces una intensa luz empezó a nacer del lugar exacto donde tocaba esa piel del color de la luna. El primer impulso de Evie fue retirar la mano. ¿Qué estaba ocurriendo? Pero no lo hizo. A la sensación inicial se añadió otra, una más cálida. Se parecía a lo que sentía cuando probaba su comida favorita o cuando veía nevar a través de la ventana de su habitación junto a la estufa. Se asemejaba a la felicidad. 

       - No sé quién eres ni lo que estás haciendo aquí -susurró Evie, con la emoción a flor de piel-. 

       Pero no te vayas, por favor. –le pidió sin saber por qué, pues inexplicablemente había despertado en ella emociones inefables en lo más profundo de su alma. 

       Sus palabras sonaron delicadas y suaves como una caricia. - ¿Quién eres? 

       - Tu futuro. –contestó el sin dudar. Y antes de que Evie pudiera replicar, aquel chico de ojos verdes, que parecía querer decirle lo que escondían sus palabras a través de su mirada, agregó: Pronto lo entenderás. 

       Evie quiso preguntarle más cosas pero guardó silencio y lo contempló embelesada. Quería tocarlo y volver a sentir esa agradable sensación que sintió anteriormente al roce de su contacto. 

       Sin apenas ser consciente de ello, se acercó a él. El calor que emanaba la atraía de una forma que no podía comprender y la hacía perder el control sobre sí misma. Se detuvo a escasos centímetros, los suficientes para notar en su propio cuerpo cómo él temblaba, pero sin llegar a tocarse. No supo exactamente qué la frenó, sólo que el miedo hacia lo que sentía apareció como un huracán que la arrasó de arriba a abajo y empezó a dudar de lo que ocurriría si daba un paso más, por lo que se quedó allí de pie con la esperanza de que fuera él quién resolviera aquella tensión que ella misma había creado. 

       Durante unos segundos, ninguno de los dos dijo nada. Permanecieron el uno frente al otro, mirándose a los ojos como si quisieran memorizar cada uno de los matices de sus miradas. Evie suspiró, sin darse cuenta de que había estado aguantando la respiración desde el instante en que se había acercado a él. Sus palabras aún resonaban en su cabeza, pero seguía sin saber qué decir. De todas las cosas que podría haber esperado, aquello ni se encontraba en la lista. 

       -Yo siento lo mismo por ti- dijo muy compungida- pero tú y tus actos me han demostrado que detrás de todas esas palabra que dices, hay alguien que está roto por dentro. Así que no me vengas con que no puedes vivir sin mí porque no te creeré si te vas con la primera que encuentres. -Te juro que voy a cambiar, lo haré por ti y por todo el amor que te tengo- dijo él y reafirmando sus palabras tomándome de las manos- Te lo prometo Evie. Si me aceptas ahora seré tuyo para siempre y ya no habrá marcha atrás. Yo ya tenía lágrimas en los ojos, y al levantar la cabeza y mirarle a los ojos, vi reflejado en sus ojos todas esas promesas que hizo durante este tiempo, y esta vez supe que eran ciertas. -Te quiero.. con todo mi corazón- dije entre hipidos cogiéndole la cara con las dos manos y pegando mi frente a la suya, tratando de transmitirle mis palabras con mis actos. -No te arrepentirás, te lo prometo que no, daré todo lo que tengo y más por hacerte feliz el resto de mi vida- me dijo aferrándome con sus brazos alrededor- Te amo Evie.

       No hicieron falta más palabras. Separé mi frente de la suya y, colocando mi rostro a tan sólo unos centímetros de él, recorrí con la mirada sus brazos, su tórax, su cuello, cada galaxia de su piel, hasta que me detuve en su boca. Nos besamos de tantas maneras antes de besarnos...

       Quería mi cuerpo cuando estaba con el suyo. Era algo nuevo pero, a la vez, necesitaba hacer mía la costumbre de dejarme ir así. Por un momento me pareció que estábamos volando entre jilgueros y rosas, y que un rayo de luz emanaba de nuestros cuerpos y viajaba, silencioso, hacia el cielo.

       Entonces, pensé que las constelaciones también podían ser personas.

       Yo no he participado en esta ocasión pero me apuntaré a la siguiente. Si te ha gustado y querrías participar, déjame tu dirección e-mail en un comentario y haré un grupo nuevo para empezar otro relato. ¡Imaginación al poder! No importa que el relato no sea perfecto, lo importante es participar y divertirse creando. ¡Y lo hemos conseguido!

       Tenemos por un lado a la carismática Evie con una gran carga de sentimientos fluyendo, esa hermosa criatura que termina siendo un muchacho de ojos verdes y será todo un misterio saber qué ha pasado con Ronnie y Jenn. No sé vosotros, pero a mí me ha encantado leer este relato. ¿Qué nos deparará el siguiente? Espero que muchos otros personajes y más situaciones interesantes como éstas. ¿Te lo vas a perder? ^^