¡Hola chicas!
Siempre que se avecina un viaje me pongo nerviosa, me come el estrés y al final, no sé muy bien cómo, después de todo el caos, sale todo a pedir de boca.
¿Qué meter en la maleta? ¡primer dilema!
Para empezar, lo primero que debemos tener en cuenta es: el clima, cuánto tiempo vamos a pasar, qué actividades vamos a realizar y sobre todo la compañía aérea con la que viajemos. Ryanair, en mi caso, me deja facturar una maleta de 15 kg por 15 € y una segunda maleta de otros 15 kg por 35 € más. Y por supuesto, he tenido que pagarlo, porque con el frío que hace, sin saber lo que me depara el futuro y durante dos meses, lo más seguro es que necesite gran cantidad de cosas.
Dos maletas, mucha ropa de abrigo, muestras de champú y mascarilla Loreal, cortesía de mi peluquera a la que adoro, unas botas a estrenar, regalito de mis compañeras de prácticas de las que me voy a acordar cada día; mucha ilusión, muchas ganas... y lo único que siento es que mi madre no vaya a estar en el aeropuerto para despedirme.
Un día, estaba pensando y le pedí al cielo: si este viaje fuese el gran error de mi vida, ¿me lo dirías? Y cuando fui a buscar mi maleta después de tenerla meses guardada me encontré con ésto:
Sí, es un lacito, mi madre se lo ponía a las maletas para diferenciar la suya en la cinta del aeropuerto y para mí es una cinta y una señal. Mamá, yo también te echo de menos y te llevo conmigo allá a donde vaya, sea donde sea.
Si cierro los ojos, recuerdo a la perfección cómo mi madre me despedía en el aeropuerto, a lo mejos, hasta que entraba en la zona de embarque y dejaba de verla. Y cómo salía por la puerta de llegadas y ahí estaba ella esperándome, como si no se hubiera ido a casa durante el viaje, como si hubiese permanecido esperándome. Ahora esa imagen la tengo sólo en mi recuerdo y ahí se quedará para siempre.
Y así es como se termina de hacer una maleta, primero las cosas "materiales", imprescindibles y útiles, después aquéllas que nos dan tranquilidad como los "por si acasos" y finalmente "las emociones", no olvidamos algo afectivo que recordar y que, con sólo mirarlo, nos devuelva a nuestra tierra, ese algo que para los demás no significa nada y para una misma nos devuelve la sensatez en momentos de angustia y que, a fin de cuentas, te deja ver que, estés donde estés y pase lo que pase, sigues siendo tú misma.
Ahora los agradecimientos:
A mis queridas Nati y Laura, gracias por esta breve despedida, espontánea y alegre. ¡Gracias por darme ánimos, por vuestra alegría y vuestro gran corazón!
A mis compañeras de prácticas del InformaJoven: un enorme ¡Gracias! por haberme recibido con los brazos abiertos, por ese ambiente de trabajo que habéis creado, por haberme hecho sentir una más y por esa fiesta sorpresa de despedida. ¡Sois geniales!
A mi peluquera que obra milagros cuando los necesito y me anima a volver a mi color oscuro ¡Gracias! por el detalle de las muestras que me ha dado tranquilidad para los dos meses italianos.
A mi familia que me quiere tal y como soy. A mi hermana que me cuidará las plantitas en mi ausencia ¡esperemos que vivan hasta la primavera al menos! A mi sobrina y mis primitos que me hacen sonréir cuando pienso en ellos. A mi papá que me llevaría hasta el fin del mundo aunque le cueste decir que está orgulloso de mí. A mis tíos, mis tías, mis abuelos y mis primos, a mis hermanos y a todos, os echaré de menos. A las personas que tengo y seguiré teniendo lejos: Cris, Susi, Espe, Pancho y muchos más. A las enfermeras de donantes por mimarme antes de irme. A tí, que me lees en silencio, a mis amig@s ¡gracias por estar ahí!
Me despido de todos vosotros desde esta última entrada que escribo en España. ¡Os echaré de menos!
Preciosa, aunque nos escribamos menos estos meses, recuerda que pensaré en ti! Pasártelo de miedo!!!!!
ResponderEliminarUn besazo enorme :D
¡¡Te quiero mucho!! =)
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