Título: "La oreja verde de la escuela".
Autor: Carmen Díez Navarro.
Editorial: Ediciones La Torre.
Portada:
Sinopsis: Esta obra recoge una serie de artículos de la autora (publicados en gran
parte en la revista Cuadernos de Pedagogía) sobre su experiencia en una
escuela infantil; lleva consigo la propuesta de organización de la
escuela trabajando en forma de proyectos, en los que el niño es el
protagonista y agente de su propio aprendizaje.
Resumen de Chicka Lit: En “La oreja verde de la escuela”, Carmen
Díez Navarro nos explica, mediante su propia experiencia, la importancia del
método de proyectos y la colaboración de los mismos niños y niñas a la hora de
llevarlos a cabo. Narra múltiples ejemplos de proyectos
llevados a cabo en la escuela alicantina en la que trabaja, añadiendo no sólo
divertidas anécdotas sino también una serie de pautas que pueden resultar de
gran utilidad en la práctica con niños y niñas de educación infantil, como los
talleres, rincones y las escuelas para pensar, de los cuales los alumnos y
alumnas son los verdaderos protagonistas. Ellos y ellas son quienes llevan a cabo su
propio aprendizaje, una práctica que resulta más complicada para el educador o
educadora pero mucho más fructífera que otras para las que se requiere menos
esfuerzo. De estos resultados se nutren tanto alumnado como profesorado como
nos explica Carmen Díez a continuación.
Nota personal: Al igual que ya he hecho en otras ocasiones hoy traigo una reseña un tanto especial, se trata de una adaptación de uno de mis trabajos de educación infantil, de los cuales, si necesitas llevarte algo, por favor, pide permiso, gracias.
Me ha encantado leer este libro por la
visión tan optimista y enriquecedora que muestra del trabajo diario con niños y
niñas tan pequeños, con los que no hace demasiado tiempo se pensaba que sólo se
podía darles de comer, hacerles dormir y llevarles al lavabo.
Esta autora demuestra con ejemplos muy
claros y ciertos, que, sin proponérselo, se puede aprender mucho de los niños y niñas
al mismo tiempo que intentamos enseñarles cualquier cosa, que sólo hace falta
saber escucharles “con la oreja verde”. Una oreja que seguiremos teniendo
siempre, aunque a veces la podamos olvidar o nos cueste rescatar de la
infancia, cosa que puede ayudarnos mucho para empalizar con el niño,
comprenderle mejor.
Éste es un libro muy acertado para quienes
buscan pruebas de toda la teoría que puedan haber leído acerca del método de
proyectos; de cómo día a día y desde lo más cotidiano en la Escuela Infantil se pueden
llevar a cabo con éxito multitud de experiencias mucho más enriquecedoras si
éstas salen de la opinión de los propios niños y no tanto de la acción
directiva de los educadores y educadoras.
Me gusta que deje claro los “pros” y los
“contras” de esta metodología, como lo son el hecho de que se puede ser muy
pequeño y muy inteligente a la vez, de ahí la importancia que tiene dar
respuesta al enorme deseo de saber que demuestran día a día los niños y niñas
de Educación Infantil; por otro lado es un trabajo continuo, diario, que a
veces no da tan buenos resultados como muchas otras y será con paciencia y
mucha dedicación cuando al final de esta etapa se recoge la mejor cosecha.
He descubierto lo positivo que es valorar
cada uno de los pequeños pasos, el proceso en sí, sin importar el resultado,
que ya vendrá más tarde. De cómo son los mismos niños y niñas quienes aprenden
muchísimo más para sí, si les dejamos que sigan su propio ritmo de aprendizaje,
muchas veces más acelerado del que pensamos.
Por todo ello lo importante de guiarles en
esa línea que ellos mismos eligen cada día, poniéndoles los medios necesarios
para que nos muestren hacia dónde quieren ir, cómo y cuándo ir, ayudándoles en
su camino hacia el conocimiento dentro de la vida, la familia, la escuela, los
compañeros, con todo lo bueno o lo malo que puedan tener, como la vida misma;
ya que la escuela no es un ente aislado y es el objetivo del educador o
educadora preparar a estos niños y niñas para continuar su búsqueda de saber en
el colegio, la casa, la calle… en el mundo.
Precalentar el horno, a unos 200º más o menos.
